
Hace años descubrí a mi animal de poder, mi medicina más potente. Desde entonces me han ido surgiendo oportunidades para aceptar esa medicina y usarla a mi favor.
Te invito a que pienses en aquellos animales que admiras desde tu infancia.
Quizás recuerdes que hablabas con ellos, es algo que se nos da de manera natural cuando somos niñxs y que perdemos u olvidamos en uno de los peajes de hacernos mayores.
De todos ellos, tal vez haya alguno cuya relación sea más especial para ti que con otros.
Otra posibilidad es que hayas visto en sueños al mismo animal durante una época larga de tu infancia.
También que siempre vieses películas de un animal determinado, ¿cuál era tu película favorita?, ¿había algún animal en ella?, ¿era el protagonista?, ¿qué recuerdas de ello?
Te diré una cosa, yo adoraba la película «Liberad a Willy», tanto que pedí a mis padres que me la comprasen para verla en un reproductor de vídeo que había en casa de mis abuelos.
En ella se podía ver el rescate de un animal, una orca llamada Willy, que se llamaba Keiko en la vida real. Keiko vivió casi toda su vida en cautividad y murió al poco tiempo de ser liberada totalmente en el océano.
El caso es que la orca es uno de mis animales de poder. Su medicina me ha ayudado en numerosas ocasiones.
También me han ayudado las medicinas de animales de poder que acompañan a personas cercanas y que en algún momento he sido capaz de percibir.
Hoy parece que estoy recordando películas. Acabo de recordar la película «La brújula dorada», en la que cada persona tiene un animal que va con ella y que le ayuda. Pues en nosotros lo veo similar, hay animales que nos guían para potenciar nuestras fortaleza y aprovechar nuestras oportunidades de aprendizaje.
Algunos animales van y vienen, aprendemos su mensaje y dejan de estar con nosotros.
Otros se quedan con nosotros de por vida. Son auténticos guías espirituales que nos muestran nuestro poder más profundo.
Que la magia de tu corazón esté presente.
Encarna Llor