Desde hace unos meses estoy inmersa en un cambio emocional enorme, sanando a un nivel profundo la carencia primaria. Para poder tener huecos para meditar, escribir o simplemente respirar, he recurrido a la televisión.
Ésto me ha llevado a que mirasen más de lo habitual unos dibujos en concreto, de esos que además tienen un merchandising brutal. Entonces se nos comenzó a complicar la gestión de pantallas. Lo que también afectaba a las actividades en el exterior, a la escucha de cuentos, hasta afectaba a la comida.
Hoy nos hemos levantado y ha pedido esos dibujos antes de abrir los ojos casi. Así que le pedí tiempo, me senté a su lado, mientras me daba la mano, y su hermane tomaba teta. Respiré hondo y establecí conexión. Al hacerlo fui capaz de expresar lo que yo estaba sintiendo y lo entendió a la perfección.
En nuestro caso, le dije que me preocupaba que sólo quisiese ver esos dibujos en concreto. Que creía que le estaba haciendo daño a su salud. Que lo sentía por haber recurrido a ellos con más frecuencia. Y que prefería que hiciésemos otras cosas. Que yo estaba disponible. Y que necesitaba recuperar nuestra relación sin los dibujos de por medio.
Te puedo decir que ésto lo he dicho ya en otras ocasiones. Quizás no así todo junto, ni esas palabras exactas. Lo que ha sido diferente es que le he dicho que necesitaba recuperar nuestra relación, y que estábamos cerca y conectados. Pues ha funcionado. Me ha dicho lo que ha entendido, que es que quiero que veamos poco esos dibujos para hacer otras cosas juntes.
Claro que puede olvidarse de lo que hablamos, y puede pedirme otra vez, esos dibujos como si le fuese la vida en ello. Ahora yo se cómo puedo ayudarle y ayudarnos a resolver esos momentos, haciendo conexión. Que es una de las herramientas clave de disciplina positiva. Que resulta compleja de aplicar en el día a día. Y que merece ser tenida en cuenta en cada instante de nuestra vida, en cualquiera de nuestras relaciones.
Encarna Llor