
Meditar con un bebé que acaba de nacer puede parecer una tarea complicada. Y es a su vez uno de los momentos en los que más provecho puedes sacar a la meditación.
Puede servirte tanto para serenarte, como para asimilar todos los cambios que estás viviendo, como para conectar con tu bebé.
Para que puedas aprovecharte de éstos y de muchos otros beneficios, te voy a contar los errores más frecuentes que cometemos con la meditación en el puerperio.
Ésto te servirá si ya tenías práctica en meditaciones o si nunca las habías practicado.
Error número 1: hay que colocarse en una postura determinada
Es típico pensar que adquirir la posición de meditación de les yoguis es la clave. Incluso a veces parece que por sentarte en esa postura ya estás meditando. Es cierto que esa postura tiene efectos muy agradables gracias a que al alinear la columna vertebral todos los fluídos corporales fluyen en armonía. Algo que también puedes conseguir con otras posturas como tumbada boca arriba o sentada en una silla con la espalda recta.
Mi propuesta es que estés en la posición que estés busques alinear una parte o el total de tu columna vertebral. Y ésto sirve para meditar, para dar teta, para ver el móvil… Es ergonomía pura y dura, y pone a nuestro alcance la fisiología humana como herramienta de trabajo.
Error número 2: debes estar a solas y/o en silencio
Muchas mujeres nos pasamos el puerperio sin un minuto para ducharnos a solas. Ya que parece que a nuestros bebés les han cortado un brazo si nos separamos unos metros. Y cuando «reaparecemos» se enganchan a nosotras como ni no hubiera un mañana. Con este panorama, tanto tú como yo estableceremos un orden de prioridades muy básico para satisfacer necesidades básicas (muy muy básicas). Y probablemente en ese excaso tiempo a solas no queden ni unos segundos para meditar.
Tranquila, meditar es algo que se puede hacer en medio de un concierto, solo es cuestión de intención. Te animo a que medites acompañada, medita con tu hije en brazos, medita cuando toma la teta, medita mientras estás desvelada porque lleva toda la noche a la teta… Así conseguirás incluso llevar mejor esas situaciones en las que nuestro cuerpo se convierte en hogar-trinchera-cueva de nuestro hije.
Error número 3: debo cerrar los ojos y estar quieta
Con un bebé haces ésto y en lugar de meditar, ¡te duermes!, ¿verdad? Así que puedes meditar mientras por ejemplo mientras le cambias el pañal. Simplemente se trata de hacer respiraciones completas y estar atentas a todo lo que nos rodea. Podemos ir diciendo a nuestre bebé lo que le vamos a hacer, observar sus reacciones (faciales y corporales), escuchar su respiración y la nuestra, sentir la humedad de la toallita, olerla…
A ésto que acabo de describir a grandes rasgos, se le llama atención plena, estar en el presente… Y puedes hacerlo con los ojos abiertos para centrarte en lo que ves, con los ojos cerrados para centrarte en lo que oyes, o en lo que hueles, o en lo que tocas, o saboreas… Hay múltiples maneras de poner los sentidos al servicio de la meditación.
Propuesta
Te animo a que pruebes a meditar ahora mismo. Coge aire por la nariz, suéltalo por la boca, coge aire por la nariz, suéltalo por la boca, una vez más, coge aire por la nariz, suéltalo por la boca. Ahora mira a tu bebé, sea lo que sea que esté haciendo. Percibe el lugar que ocupa, y el aire que le rodea, observa el color de su piel, la diferencia que hay entre su color de piel y el del fondo que le rodea, escucha los sonidos que emite y los momentos de silencio entre esos sonidos… Déjate llevar por la situación.
Gracias por estar aquí.
Te abrazo,
Encarna Llor